Personajes Ilustres

Personajes Ilustres (8)

Jueves, 08 Noviembre 2012 10:53

Enrique de Alvear y Ward

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Enrique de Alvear y WardCuarto hijo del matrimonio de Don Diego de Alvear y Ponce de León y Luisa Ward. Nació el 17 de Noviembre de 1813 en San Fernando (entonces llamada Isa de León) en la provincia de Cadiz. Estudió la carrera de leyes que nunca ejerció ya que su verdadera vocación eran la historia y las ciencias naturales. Fue, sin lugar a dudas, el más culto de los hermanos Alvear y Ward. A él se debe la base de la biblioteca que poseyó el Conde de la Cortina y casi todas la antiguedades que sobre Montilla han llegado a nuestros días.

El monedario que existe en la Casa Museo del Inca Garcilaso en Montilla es una miníscula parte del que el reunió y que posteriormente también llegó al conde de la Cortina, don Francisco de Alvear y Conde de la Cortina, de manos de sus hermanas Sabina y Candelaria. Dejó reunidos una gran cantidad de documentos sobre la historia de Montilla además de los innumerables trabajos que ha dejado manuscritos como "Enfermedades de la Viña".
 
 
 
 
 
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA Y AGUILAR, Gonzalo (
"El Gran Capitán" Gonzalo Fernández de Córdoba y Aguilar, El Gran Capitán, nació en Montilla en 1453 y murió en Loja en 1515. Fue el segundo hijo de Pedro Fernández de Córdoba y Aguilar y Elvira de Herrera. Desde joven se distinguió por su vocación militar, lo que le hizo seguir el camino de las armas, actividad en la que saboreó las mieles del triunfo. Luchó contra los portugueses en 1479. Sobresalió en la conquista de Tájera por su ingenio en el asalto.

Aparece por vez primera con el grado de capitán en la toma de Antequera (1410), aunque su fama aumentó en la batalla de Loja al conseguir la plaza casi de forma incruenta. Participó en la conquista del reino de Granada, destacando su intervención en las negociaciones para la rendición. A poco, el papa Alejandro Vl solicita sus servicios para la recuperación de Ostia, en Italia, puerto que se encontraba dominado por el corsario Menalgo Guerri, impidiendo así todo suministro de abastecimiento a Roma. El Gran Capitán acaba con la pesadilla y por esta razón es recibido en la Ciudad Eterna como lo merece un héroe. De regreso a España sofoca las revueltas de Las Alpujarras. Para entonces, Federico III le había confiado los ducados de Terranova y Santángelo con todas sus tierras y fortalezas. Sin embargo, pronto sería requerido de nuevo en Italia. Ante el ataque turco en Lombardía y la amenaza sobre Venecia, Fernando el Católico envía un ejército a cuyo frente va Gonzalo, quien forzó la huida de la escuadra turca. Prosiguen sus campañas italianas. En 1503 conquista el reino de Nápoles (batallas de Ceriñola y Garellano), pero su innata modestia le impide aceptar los homenajes mundanos que se le querían tributar. A partir de este momento atravesará una de las etapas más tristes y grises de su vida, debido a circunstancias ajenas a su profesión. La muerte de la reina Isabel en 1504, soberana que le dispensaba con su protección y por quien sentía sincero respeto, causa tan profunda impresión en su ánimo que enferma en Italia. Solicita el regreso a España, petición que reiteradamente se le deniega, en parte por el recelo que inexplicablemente despierta en el rey Fernando. El Gran Capitán cae en el desengaño. Hasta 1505 el rey no decide su relevo, y ambos viajan juntos desde Italia a España. Se retira a su casa de Loja, ciudad que le pertenecía por concesión real, sumido en un profundo abatimiento. Pero aún debía soportar otra prueba más. En 1508 recibe la noticia de que el monarca proyecta la demolición del castillo de Montilla, su ciudad natal. Vanas fueron sus súplicas por hacerle cambiar de opinión. Este nuevo gesto de humillación que sufrió supuso la ruptura definitiva con el rey, a quien siempre había profesado una sincera lealtad. Enfermó gravemente en Loja, donde murió. Sus restos mortales fueron trasladados con posterioridad a la iglesia de San Jerónimo de Granada.
 
 
 
 
 
Jueves, 08 Noviembre 2012 10:49

Florencio Luque Pérez

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Florencio Luque Pérez

Artista polifacético y personaje popular, nacido en Montilla, poseía un gran sentido del humor y del divertimiento. Trabajó y colaboró generosamente para las fiestas montillanas, en especial para los carnavales, donde esperada con gran interés su actuación. El carnaval más comentado fue el que, aprovechando una reata de mulas, propiedad de Manuel Ortiz, cargada con pellejos de vino, procedente de su lagar, y que vendía siempre a la bodega de su amigo José Cobos Ruiz, hizo una triunfal entrada por el arco de la calle Santa Brígida. Las mulas ataviadas colorísticamente con sus mejores aparejos, los muleros disfrazados y pintados por Florencio y encima de los pellejos de vino, montados, unos muñecos balanceándose al compás de las bestias, emulando gestos y movimientos histriónicos.

Tenía un famosísimo muñeco, llamado "Don Baltasar", el cual sacaba todos los años al frente de su comparsa.


Florencio Luque Pérez

Don Baltasar, subido en unas andas sobre las que daba saltos y volteretas a capricho de Florencio, era la escusa perfecta para cantar coplas picantes y críticas, además de ser escudo para beber caldo de la tierra en abundancia. Tanta fama adquirió el "Don Baltasar" que fue llevado a Madrid por José Cobos Ruiz con la coral montillana y para hacer publicidad del vino de Cobos. Una copla decía: "Ya está cansado Don Baltasar / ya está cansado de trabajar / y ahora dice el muy guasón / le den dinero para jamón".

Entre las innumerables anécdotas que de él se cuentan, destaca la que ocurrió allá por los años veinte en Córdoba, durante la dictadura de Primo de Rivera, estando prohibidos los carnavales; se llevó una talla de mujer desnuda en tamaño natural y la paseó por Las Tendillas. El gobernador civil ordenó inmediatamente su detención, teniendo que ir su hijo Enrique, que era jefe de Policía en Montilla, a interceder en su liberación.

Construyó un aparato con aspas para volar, el cual se colocaba sobre la espalda y se accionaba con las manos. La primera prueba casi le costó la vida. Era íntimo amigo de los hermanos Garnelo, de quienes utilizaba los dibujos y esculturas para hacer sus muñecos. En el lagar de su propiedad llamado de "La Tomasa" conservaba numerosos muñecos y objetos curiosos fabricados por él, relojes de sol, jaulas de múltiples formas, carros peculiares en su diseño y estructura, y animales y figuras con movimientos mecánicos y automáticos. En Córdoba ganó el primer premio en un concurso de inventos. Presentó un caballo de madera, en tamaño normal. que cuando andaba movía la cabeza, los ojos y la cola. Fue el que hizo las actuales puertas de madera del Ayuntamiento de Montilla y también las que hay en el Salón de Plenos. Ambas las regaló a la ciudad.
 
 
 
 
 
Francisco de Alvear y Gómez de la Cortina (VI Conde de la Cortina) 
Francisco de Alvear y Gómez de la Cortina (VI Conde de la Cortina)

Aunque nació en Sevilla en 1869, se puede considerar montillano ya que sus padres estaban afincados y residían habitualmente en Montilla. Cursó la carrera de derecho que no ejerció. Desde muy joven se hace cargo del patrimonio familiar, que casi en su totalidad estaba en Montilla. Fue un impulsor de la industria vitivinícola montillana y el creador de las Bodegas Alvear en su actual régimen. Desarrolló una importante labor social, convirtiéndose a lo largo del tiempo, en mecenas montillano. Fundó el Sindicato Católico de Montilla y trabajó por el desarrollo de los demás de España, siendo nombrado presidente nacional de éstos en la década de los años veinte. Fue colaborador del establecimiento de los Salesianos en Montilla en 1899. Donó las casas para el Centro Misional y Residencial de los padres de la Compañía de Jesús en Montilla y el solar de la actual Iglesia de La Encarnación.


Se desprendió de la casa número seis de la calle Diego de Alvear "hoy Colegio de La Asunción", entregándola a las religiosas Esclavas Concepcionistas, en 1950, para la fundación de un centro de enseñanza, que perpetuará el nombre de su hija, Asunción de Alvear y Abaurrea, quien vivió y murió en esta casa (1897-1922). Construyó el edificio de "La Tercia" en 1921 enriqueciendo, con ello, el patrimonio arquitectónico de Montilla. Cedió a la ciudad la casa, donde viviera más de treinta años, el Inca Garcilaso de la Vega. Fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Montilla y Gran Oficial de la Orden del Sol del país. En 1919 fundó la publicación local "Montilla Agraria". A lo largo de su vida recopiló unas de las bibliotecas más importantes de la provincia.
 
 
 
 
 
Jueves, 08 Noviembre 2012 10:31

Francisco Zafra Contreras

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Francisco Zafra Contreras
Político y sindicalista, nació en Montilla en 1885. Hijo de familia campesina, desde muy joven se dedicó a las faenas de la agricultura. Político y sindicalista, su afán de superación le lleva a afiliarse a la "Casa del Pueblo" que fundara Francisco Palop Segovia, del que se hace discípulo y donde, con otros, crea "La Parra Productiva" destacando como buen organizador. Elegido como concejal por el Partido Socialista, amplía desde estos momentos su actividad en la organización sindicalista de la UGT. Trabaja activamente en los semanarios locales "Montilla Obrera" y "Fuerza y Cerebro" en los que ocupa el cargo de director. Participa en todas las acciones de la Casa del Pueblo en representación del Partido Socialista y la UGT y alcanza la secretaría de ambas organizaciones.
 

El 12 de Abril de 1911, tras las elecciones, es elegido alcalde de la ciudad, marcando un hito histórico al convertirse en el primer alcalde de talante socialista que llega a la presidencia de la corporación municipal de nuestra ciudad. En las elecciones a Diputados a Cortes de aquel mismo año obtiene el acta de diputado a las Constituyentes por la provincia de Córdoba y es nombrado miembro de la Comisión Parlamentaria del Instituto de Reforma Agraria, Vocal de la Federación de Trabajadores de la Tierra, en 1932, defendiendo varias ponencias en dicho congreso. En 1936 organizó la primera sociedad colectiva en Montilla denominada "El Alcalde" al amparo de la ley de Reforma Agraria.

El líder socialista y ugetista había dedicado gran parte de su vida al servicio de estas organizaciones, interviniendo no sólo en actos políticos y sindicales, sino en acción municipal, periodística y cultural. Fundó en la Casa del Pueblo de Montilla una escuela de Artes y Oficios que dejó de existir a causa de la Guerra Civil del 36. El Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores fueron aquí en Montilla, hasta la desdichada guerra civil, la columna vertebral del socialismo de la campiña. Zafra fue el artífice, el propulsor y el alma de aquellas organizaciones. Su nombre irá unido a las conquistas sociales y políticas del movimiento obrero del primer tercio del siglo XX. Su afán de superación y el deseo de llegar al conocimiento de cuantas materias estudiaba, junto con sus sacrificios por el bien de la clase trabajadora, fueron lo que elevó la potencia organizativa de los obreros y su respeto por unas poderosas organizaciones que la guerra destruyó materialmente. Pero el espíritu de lucha y de conquista logrados, merced al esfuerzo de aquel hombre, quedó grabado para siempre en las posteriores generaciones de seguidores montillanos.

Su recto proceder, su honrada acción de socialista no impidió que su vida fuera truncada por la incomprensión. Zafra fue, indiscutiblemente, un líder de las mejor de las causas; deseó, sobre todo, la libertad, la justicia, la paz y la independencia. Murió fusilado junto a otros montillanos en Baena el 25 de Julio de 1936.
 
 
 
 
 
Jueves, 08 Noviembre 2012 10:27

José Cobos

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José Cobos
José Cobos Jiménez (Montilla, 1921- Córdoba, 1990) ha sido uno de los escritores locales más elegantes; de prosa escueta y fluida, correcta y sonora, y de títulos acertados y hermosos. En el artículo encontró su género idóneo de expresión, y en su ciudad natal, la razón para escribir una veintena de libros. Conjugó su vocación de escritor con su labor de bodeguero. En 1938 funda y dirige la revista montillana Realidad. Fue cronista oficial de Montilla de 1950 a 1960, académico numerario de la Real Academia de Córdoba y cónsul ab honorem del Perú en Montilla, nombramiento concedido por su labor de investigación y divulgación en torno a dos personajes que unen históricamente Montilla con Perú: San Francisco Solano y el Inca Garcilaso de la Vega. Fue comendador de la Orden del Sol, de Perú.


Coautor, junto con José Jaén, de "Breve resumen de la Vida de San Francisco Solano" (1949) y "San Francisco Solano, patrono de Montilla y apóstol de Hispanoamérica" (1949); con Joaquín Dicenta, del poema dramático "La zarza sin espinas" (1956) ; y con Ricardo Molina, de "El vino de la verdad" (1952); ha publicado, además, "Cinco moradas de Solano" (1949), "Recortes de Prensa" (1951), "Estampa antigua de Montilla" (1953), "El escritor y su anécdota" (1954), "Montilla y Moriles en el corazón de Córdoba" (1955), "París bien vale un viaje" (1956), "Menos que nube" (1957), "Cinco montillanos olvidados" (1957), "Al correr del tiempo" (1959), "Corazón plural" (1963), "Rueda de la amistad y el recuerdo" (1983) y "Montilla, verde estrella" (1983).
Jueves, 08 Noviembre 2012 10:25

José María Carretero y Novillo

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José María Carretero y Novillo
Este escritor y periodista, más conocido por el seudónimo de "El caballero audaz", nació en Montilla en 1887 y murió en Madrid en 1931. Cuando contaba con la edad de quince años, se trasladó a la capital de España donde empezó a trabajar en el "Heraldo de Madrid" y en "Nuevo Mundo" del que pasados los años llegó a ser director. También colaboró como redactor en "Mundo gráfico", pero donde más exitos tuvo y alcanzó la fama fue en la revista "La Esfera" en la que popularizó el seudónimo de "El caballero audaz" y de la que también fue su director.
En "La Esfera" es donde publicó sus famosas entrevistas con los personajes más relevantes de la historia de aquellos tiempos, entrevistas que posteriormente publicó en once volúmenes titulados "Lo que sé por mí" y que después de los años cincuenta recogería en los cuatro volúmenes de "Galería". Esta fue sin lugar a dudas la obra que más ha trascendido de cuantos publicó y que más ha aportado a estudios e historiadores.



Su labor literaria se centra fundamentalmente en la novela, aunque como periodista nos legó una serie de reportajes históricos de personajes y de sucesos de la Guerra Civil española de 1936, de la que fue protagonista.

Cuenta con más de un centenar de libros entre los que destacan las colecciones: "Lo que sé por mí", "Al servicio del pueblo" o "Galería".
 
 
 
 
 
Jueves, 08 Noviembre 2012 10:23

José Morte Molina

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José Morte Molina
Maestro y escritor. Nació en Córdoba, hijo de José Morte y María del Carmen Molina, fue bautizado en la Parroquia de San Lorenzo con los nombres de José Rafael y San Siméon. Cursó estudios de Magisterio en Córdoba y obtuvo el título de maestro de primera enseñanza, y comenzó sus clases en le escuela de párvulos de Montilla, de la que sería posteriormente director. Desde este momento se encuentra vinculado a nuestro pueblo y este vínculo se haría más sólido al cabo de los años por otra causa distinta a la enseñanza. Desde los primeros años de estancia en nuestra ciudad trabajó incansablemente fundando escuelas particulares, dando clases nocturnas para adultos y colaborando de una manera eficiente en el crecimiento cultural de la época.
 

Junto con una pléyade de montillanos, a la que está a la cabeza como director, Dámaso Delgado López, reorganiza la segunda época de la Soiedad Económica de Amigos del País de Montilla, que tanto trabajó por nuestro pueblo, y participa en el homenaje a Calderón que la sociedad organizó con motivo del II centenario de su muerte. Se le concede el título de administrativo de la escuela de párvulos de Montilla. Asistió al Congreso Pedagógico Nacional que se celebró en Madrid, en calidad de delegado de enseñanza de la Diputación Provincial de Córdoba y por la Junta Provincial de Instrucción Pública, representando, como portavoz, también al Magisterio Público de Montilla. Formó parte de numerosos tribunales para las oposiciones y capacitación del profesorado para la enseñanza. Una vez en posesión del título de profesor de Ciencias de Física y Química, forma parte del tribunal de estas materias en los exámenes de alumnos de segunda enseñanza y bachillerato que acuden al Instituto General y Técnico de Cabra (Córdoba). Fue nombrado Caballero de la Real y Distinguida Orden de Isabel la Católica y propuesto para la Gran Cruz de Oro de la Real Orden de Carlos III. En la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba obtuvo diploma de primera clase y medalla de oro, en dibujo lineal y artístico. Fue nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

En el curso de la preparación de su libro "Montilla, apuntes históricos" continuó sus investigaciones arqueológicas con un grupo de historiadores sobre diferentes materias. Así visitó los parajes de Los Llanos de Banda, con el Marqués de Salvatierra, y cotejaron sus pareceres sobre la trascendente Batalla de Munda ya que Salvatierra la situó en su libro "La Munda de los romanos" en Ronda (Mälaga).

Colaboró con publicaciones locales como "El Aviso" y "El Fomento", insertandoi en ambos artículos y trabajos de historia. Ganó por oposición en 1897 la dirección en un colegio de niños de Sevilla, desde cuya fecha vivió en esta ciudad en la que fallecería su esposa Purificación Polo en 1912. En la ciudad Bética dirigió la revista de enseñanza "La Información". Fue secretario de la Sección Pedagógica del Ateneo de Sevilla de 1904 a 1909. Ganó dos acéssit, una en los juegos florales convocados por la Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba en 1901, y otra en 1905, en los juegos florales organizados por la Sociedad de Excursionistas de Sevilla, por un trabajo sobre pedagogía.

Morte Molina, sin ser montillano, demostró poder considerarse como tal, no solo por su vínculo matrimonial sino por su amor a nuestra ciudad, de la que nos dejó la herencia de una historia patrimonial para mayor conocimiento de sus raíces. Además de los "Apuntes históricos de Montilla" (1888) escribió "Breves nociones sobre las Ciencias Físicas Naturales" (1883), "Por variar de domicilio" (1886),"El manuscrito inédito: importancia y necesidad de las Escuelas de Párvulos y organización de las mismas" (1883) y "Resumen de las Ordenanzas Municipales de la ciudad de Sevilla" (1905). Murió en Sevilla en 1918.