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Concierto extraordinario de la banda de iniciación Pascual Martina
LA CRUZ DE LOS MARTIRIOS
Esta famosa y antigua Cruz de los Martirios, según aquellos viejos agricultores estaba situada en lo más alto de la ancha Vereda de las Instancias. Esta vereda, como todas las de Montilla, hoy ya no son tan anchas, alguien sabrá por qué.
Junto a la entrada del camino viejo de Culebrón, que nos lleva a Aguilar de la Frontera, como a unos 300 metros de la antigua Calera de José el Veta. Un dÃa de primavera, estando un servidor de servicio, al pasar junto al Huerto del Calero, me llamo su dueño y me dijo.â€Guarda, entra en el Huerto, allà vivÃa con su familia,y me enseñó que habÃa descubierto haciendo un hoyo para colocar un árbol, una columna de casi dos metros, ancha por la parte de abajo, y algo más fina por la de arriba, teniendo en su cúpula un agujero donde estuvo colocada La Cruz de los Martirios, fue construida por nuestros antepasados para honrar los hijos de Eva que fueron asesinados a principio de siglo, seis de estos hijos sufrieron mucho en aquel siglo dieciséis.Venian huyendo de unos fanáticos aguilareños por el camino de Culebrón, al llegar a la Cruz de los Martirios fueron asesinados, asimismo por otro grupo de fanáticos montillanos capitaneados por un tal Alonso GarcÃa. Estos desgraciados judÃos salieron de Guatemala para entrar en Guatepeor. Enterado del suceso el hermano del Gran Capitán, don Alonso de Aguilar, el grande, después de condenar estos asesinatos desterró de Montilla al Castillo de Espejo al responsable de los hechos.
La peana de esta Cruz era gigantesca, hecha con grandes piedras de alta calidad, esta cruz, hecha de mármol, actualmente perdida, no se sabe donde puede estar. HabÃa entonces la costumbre de hacer las cruces de mármol, más o menos basto las hacen de hierro. Nos decÃan aquellos viejos agricultores que la Cruz de los Martirios fue abandonada como la mayorÃa de las cruces que habÃa en los pagos montillanos. Las grandes piedras de la peana de esta cruz sirvieron a los albañiles para rellenar los cimientos de lagares y caserÃos de no muy lejos de donde se construyo aquella.Como ya decÃamos de allà nace un camino-el de Culebrón cargado de historia. Allà construyó don Francisco Palop Segovia a último de siglo diecinueve un gran y bonito caserÃo llamado la Casilla Palop. Es una pena que ninguna corporación le haya puesto el nombre a una calle Don Alonso de Aguilar, quien después de participar en numerosas acciones de guerra en Granada contra los invasores árabes, murió luchando con el caudillo musulmán Fehis Bentepas, en Sierra Bermeja. Los restos de este gran guerrero descansan en paz en la iglesia cordobesa de San Hipólito, hoy una de las mejores calles de Córdoba lleva su nombre. Muchas de las calles de Montilla llevan nombres de personas que jamás nos han visitado ni conocido nuestras tabernas para tomarse una copa.
Nuestra tabernas y bodegas, que según dice la historia la primera de ellas, de botas, fue fundada por el primer Marqués de Priego, Don Pedro Fernández de Córdoba, hijo de Don Alonso de Aguilar, que quién sabe si no nació también en el Castillo de Montilla como su hermano el Gran Capitan. Esta bodega estuvo situada en el maravilloso edificio de La Tercia (a ver si cualquier dÃa se restaura), construido en 1925 por el VII Conde de La Cortina. El famoso Marqués de Priego, gracias al que Montilla tiene una joya como el Monasterio de Santa Clara.Y tampoco tiene calle asignada.
Fuente de PanchÃa
Los montillanos de hoy aún no sabemos en que siglo construyeron nuestros antepasados la Fuente de PanchÃa. Solo lo que nos dice el gran historiador José Morte Molina en su libro Montilla, Apuntes Históricos, que en año 1836 hicieron a esta fuente obras de mejoras. Según dice la tradición cuando fue construida le pusieron debajo de su caño dos pilas grandes procedentes de los antiquÃsimos lavaderos del pago de Panchia, que fueron construidos por los romanos, de ahà que nuestros antepasados le pusieran el famoso nombre. En la década de los cincuenta del pasado siglo la Fuente de Panchia estaba en ruinas. La desaparecida Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos les hizo una restauración dejándola completamente nueva. Debajo de su caño le dejaron una de sus pilas, de la otra que la completa ignoramos su paradero, a la fuente le hicieron un gran pilar redondo y alrededor, fue adoquinada con las piezas que pertenecieron a la antigua Corre-dera. Su caño no echa mucha agua por culpa de varios pozos construidos en los alrededor de sus veneros que les roban el caudal asà como ocurre con otras fuentes de Montilla. Construidas en las veredas, y caminos de nuestro termino para que los trabajadores agrÃcolas y el muchÃsimo ganado que en aquel tiempo habÃa en los cortijos pudiera beber en estas fuentes. Como no se le ponga remedio a nuestras fuentes campesinas van a terminar secas.
El lugar escogido para construir esta fuente de Panchia no puede ser más hermoso. Por encima esta la Vereda de las Instancias, por debajo la Vereda de Monte Aguayo, a la izquierda el antiguo camino de la Huerta Antona, que va derecho al pago de Cantarranas. Allà hubo una batalla entre franceses y españoles durante la guerra de la Independencia donde seguramente muchos montillanos participarÃan contra el invasor frances. A la derecha de nuestra fuente esta el camino del lagar de la Toba, que fue una calzada romana. De este mismo camino nace otro antiguo: el de la Pilita del Muerto, que va derecho a las Pilas de Panchia, y como antes hemos comentado estuvieron los antiguos lavaderos romanos.
Siendo guarda de campo mantuve conversaciones con personas muy mayores que siendo jóvenes trabajaban en aquel pago, comentándome que en aquellos tiempos no habÃa en aquellos lagares o casillas que no tuvieran junto a su pozo una antigua pila procedente de los lavaderos romanos antiquÃsimos, y que no se podrÃan contar la cantidad de restos romanos que a lo largo de los años han ido apareciendo en el pago.
El patrimonio industrial salinero de la campiña cordobesa
RESUMEN. De todas las formas posibles utilizadas por la Humanidad para obtener sal común, hay una que, a nivel europeo, puede considerarse propia de la PenÃnsula Ibérica: la salina de interior, cuya explotación comparte con las de la costa el aprovechamiento de la radiación solar y la energÃa eólica para evaporar la salmuera, pero a muchos kilómetros de cualquier mar.
Diego de Alvear y Ward: introductor de la primera prensa hidráulica establecida en España (Molino del Carril, Montilla)
Con el estallido y la posterior expansión de la Revolución Industrial, desde 1750 a 1850, se implantó el hierro en todas las industrias europeas, quedando también transformadas las almazaras españolas por la introducción de las nuevas prensas oleÃcolas, construidas en hierro colado, tanto mecánicas como hidráulicas.
Esta última fue inventada por el ingeniero inglés Joseph Bramah en 1796 y aplicaba la Ley de Pascal1. Durante sus viajes a Inglaterra, el ingeniero español AgustÃn de Betancourt, tras recabar el conocimiento necesario sobre la prensa hidráulica, obtuvo una patente para proceder a su explotación industrial en 1797, pero la máquina se incorporó inmediatamente a una colección de modelos realizada para el Real Gabinete de Máquinas del Buen Retiro (Madrid), un museo.
En el contexto socio-económico, durante 1830 a 1880 se dio el primer gran impulso al sector oleÃcola español, debido a la desaparición de los monopolios nobiliarios y eclesiásticos, la puesta en cultivo de tierras baldÃas y desamortizadas, el acceso a la propiedad por parte de la nueva burguesÃa y al aumento de la demanda interna y, sobre todo, externa, ya que una parte importante del aceite nacional era destinado a usos industriales en los mercados europeos (Inglaterra, Alemania, Dinamarca, Rusia, etc.). La primera prensa hidráulica traÃda hasta España con fines industriales fue importada en 1833 desde Manchester (Inglaterra) por Diego de Alvear y Ward, quien la instaló en el municipio cordobés de Montilla para poder extraer el aceite de oliva en el molino familiar del Carril.
Este gran innovador agroindustrial, tras conocer la prensa hidráulica inventada por Bramah durante un viaje a Inglaterra2, tomó datos de la misma y calculó los pertinentes cambios que se debÃan introducir en ella con la intención de aplicar su mecanismo a las almazaras y extraer asà el aceite de oliva. Una vez dibujados los planos necesarios, la prensa hidráulica se fabricó en las fundiciones inglesas de Manchester, utilizando para ello hierro colado.
El propio Alvear hizo de la misma el siguiente relato en 1834: «La máquina que he tenido la dicha de dar a conocer en España, aplicándola al importante ramo de la elaboración del aceite, es invención del sabio mecánico inglés Mr. Joseph Bramah, y se conoce con el nombre de prensa hidráulica. En Inglaterra y Francia se sirven de ella para prensar papel, heno, paños, y para reducir a menor volumen las piezas de algodón y fardos que se destinan para embarcar; pero aunque tenÃa noticia de ella, y varias obras refieren que serÃa muy conveniente para extraer el jugo de frutas y semillas con el fin de hacer vino y aceite, no habÃa tenido ocasión de verla aplicada a estos objetos. Por consiguiente tuve que dedicarme a recoger datos en nuestros molinos y a meditar y calcular las variaciones y dimensiones para formar los planos y poderla construir de modo que sin alterar los usos establecidos para que repugnase menos su introducción, consiguiese acomodarla al beneficio de las grandes cosechas de aceituna. Asà en efecto ha sucedido; pues habiéndola construido en Manchester y colocado en Montilla en el año pasado de 1833, ha prensado, a pesar de la escasez de la cosecha más de 500 fanegas, mereciendo por su sencillez y fácil manejo, su solidez y poco costo, y por las grandes ventajas quelleva a las que usamos, la admiración y encomio de cuantos la han visto trabajar» (Descripción, uso y ventajas de la prensa hidráulica).
M. Yolanda López y Alberto Moreno
1 Enunciada por el fÃsico y matemático francés Blaise Pascal (1623-1662), dice asÃ: «la presión ejercida en cualquier lugar de un fluido, encerrado e incompresible, se transmite por igual en todas las direcciones del fluido, es decir, de forma constante». 2 Por aquel entonces utilizada para prensar papel, heno y algodón.
Estudio histórico-técnico sobre las almazaras cordobesas en el siglo XVIII: aplicación al Molino del Toro (Montilla)
Esta tesis doctoral se ha dedicado a los artefactos más comúnmente utilizados por los almazareros cordobeses del siglo XVIII: muelas verticales, prensas de torre o de viga, etc.
Estos primitivos artilugios, con tecnologÃa subsidiaria de la civilización romana, presentaban unas dimensiones que influÃan en el diseño final de la nave industrial o del recinto almazarero donde se ubicaban y una potencia de funcionamiento definida por el peso de un macizo pétreo: muela, quintal, etc.
El objetivo principal del presente trabajo ha sido determinar el origen y la historia de una gran almazara fundada por el marquesado de Priego en plena sierra de Montilla bajo el nombre de Casa-Molino de Jesús Nazareno, popularmente conocido por Molino Nuevo del Diezmo, y que durante la Edad Contemporánea tomó la denominación actual: Molino del Toro. Junto a esta investigación histórica, se ha realizado un estudio gráfico del citado molino aceitero para definir su tecnologÃa y arquitectura iniciales. Para poder interpretar las caracterÃsticas ingenieriles existentes en las almazaras cordobesas del siglo XVIII, se ha elaborado además un análisis tipológico y funcional de las mismas, resultando el Molino Nuevo del Diezmo una construcción rural que puede servir de modelo a nivel provincial como almazara con prensas de viga.
En el siglo XVIII, la industria del aceite de oliva requerÃa de un importante y diferenciado espacio arquitectónico para contener la maquinaria primitiva, pesada y enorme, asà como los elementos complementarios que debÃa utilizar: aljibe o pozo, caldera, decantadores, etc. Las torres de contrapeso actuaban como puntos de apoyo para neutralizar el empuje de las vigas durante la prensada, por lo cual fueron en sà parte integrante del propio mecanismo al igual que los castilletes móviles de piedra maciza lo fueron para las prensas de torre. Durante casi toda la Edad Moderna, el marquesado de Priego tuvo el monopolio del aceite de oliva en Montilla. Los agricultores se vieron obligados a entregar sus aceitunas en las instalaciones señoriales de la ciudad y a pagar la correspondiente maquila. Por otro lado, la edificación de nuevas almazaras populares al servicio de los oleicultores quedó estrictamente prohibida. Todos estos acontecimientos fueron la causa de numerosos conflictos sociales que se intensificaron por la reducida capacidad productiva del molino señorial en relación a la gran demanda existente. Ya en el siglo XVIII, el marquesado de Priego, anexado entonces a la Casa Ducal de Medinaceli, concedió diversas licencias para el uso particular de los molinos y, por otra parte, construyó nuevas almazaras en las zonas rurales más distantes al núcleo urbano. La mayor de todas ellas fue denominada Casa-Molino de Jesús Nazareno, que albergó tres prensas de viga con sus respectivas máquinas para moler y sus torres de contrapeso.
Explotación minera de oligisto romana en Montilla
La gran actividad minera de la civilización romana se hizo especialmente intensa en Hispania, con explotaciones repartidas por todo su territorio, algunas de gran envergadura como las
de Almadén o RÃo Tinto. La mayor parte de las mineralizaciones romanas se han visto afectadas por nuevas etapas de actividad en relación directa con el auge minero experimentado durante la Edad Contemporánea (siglos XIX y XX), pero en algunos casos se conservan Ãntegramente las estructuras originales en todo su esplendor. Esto último se da en Piedra Luenga, uno de los yacimientos ferruginosos más importantes de la campiña cordobesa desde la romanización.
La madera, el hierro y el arte del tonelero montillano
Desde que ciertos artesanos de la Galia romana (actual Francia) idearon un sistema para cortar varios listones de madera y unirlos con aros de hierro, creando asà el barril, la tonelerÃa se convirtió en una manifestación necesaria para la industria del vino, aunque al principio sólo fue utilizada para el transporte vinÃcola hacia otros lugares. Posteriormente, en los monasterios medievales, se descubrió que los caldos envejecÃan mejor y prolongaban su vida si eran almacenados en recipientes de madera: toneles. La producción vitivinÃcola tiene una tradición de siglos en el término municipal de Montilla, cuyo legado atrajo a la ciudad toda clase de
actividades industriales relacionadas con el vino, entre ellas la tonelerÃa. Con el artÃculo que a continuación exponemos, se tiene la pretensión de poner en valor al gremio artesanal de los toneleros montillanos, grandes maestros que desde tiempos centenarios han posibilitado la salvaguarda del vino en las bodegas de crianza y en las casas de los que saben disfrutarlo.
Texto: Ma Yolanda López Gálvez y Alberto Moreno Vega
Más abajo enlace para la descarga completa del artÃculo.
La Bodega Vieja de Cobos
El montillano D. José Cobos RuÃz, fundador de las bode gas que llevaron su primer apellido, fue algo singular en el mundo vitivinÃcola y todo un talismán para su pueblo. Los camiones cargados de vino, cuyos toldos difundieron el pregón de su negocio y de su ciudad natal: Bodegas Cobos / Montilla, llegaron a circular hacia Madrid con más frecuencia que los del pescado. AsÃ, las botellas lacradas durante una jornada laboral podÃan ser descorchadas al dÃa siguiente en la capital de España. La instalación pionera fue llamada Bodega Vieja.
